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Un Shabatón inolvidable en el Knis de Querétaro

Los pasados 13 y 14 de junio, vivimos en nuestro templo de la Colonia Roma un Shabatón simplemente inolvidable. Más de 70 jóvenes de entre 18 y 24 años, de distintas comunidades, se reunieron para compartir un Shabat lleno de espíritu, conexión y alegría. Desde el primer momento, con cantos, bailes y una emotiva tefilá por nuestros jayalim y por Medinat Israel, supimos que estábamos viviendo algo especial.
La cena se llevó a cabo en el Salón Dorado del templo, donde luego disfrutamos de un debate filosófico apasionante con cuatro rabinos invitados: Jaim Leizorek, Jacob Chayo, Ezra Maleh, y quien esto escribe. Se tocaron temas profundos de judaísmo, cuestiones existenciales, y nuestra relación con el cumplimiento de las mitzvot. La plática se alargó hasta bien entrada la noche, porque los chavos no querían que se acabara.
El Shabat continuó con momentos de verdadera kedushá: un Shajrit en el que varios jóvenes subieron al Séfer Torá y ofrecieron donativos en forma de mitzvot o acciones buenas que se comprometieron a realizar. Después de un desayuno compartido, tuvimos dos horas de clases intensas organizadas en cuatro grupos. Cada rabino tomó un grupo diferente y se fueron turnando para que todos los participantes pudieran aprender de todos. Fue un espacio de estudio vivo, con ideas que provocaron reflexión, diálogo y preguntas valiosas. Durante la comida de Shabat, los cantos y bailes espontáneos crearon un ambiente de alegría pura, una rueda humana llena de energía positiva y sentido de pertenencia.
Después de las clases, el resto del día se lo dedicaron los chavos a convivir, jugar juegos de mesa y disfrutar el uno del otro —en su mayoría, sin celulares. Eso generó un ambiente especial, íntimo, real. Redescubrimos lo que es el contacto humano, la cercanía auténtica, la conversación cara a cara. Una de las lecciones más poderosas que nos regala Shabat es que cuando dejamos los distractores tecnológicos a un lado, nos damos cuenta de cuánto podemos conectar con quienes tenemos cerca.
Queremos agradecer de corazón a todos los que hicieron posible este Shabatón: a los organizadores jóvenes, a los gabaim, especialmente al Sr. Albert Hop y su equipo, y por supuesto al Sr. José Ison y su familia por su generoso patrocinio. Gracias también a los rabinos que compartieron Torá, presencia y cariño con los chavos. Este tipo de experiencias marcan, transforman, y sobre todo, generan identidad. ¡Que se repita muy pronto!





