por Tribuna Israelita
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11 de diciembre de 2025
El pasado 19 de noviembre se llevó a cabo en la Ciudad de México la conmemoración del 60 aniversario de la Declaración “ Nostra Aetate ” (“ Nuestra Era ” en latín) del Concilio Vaticano II, que transformó la relación entre la Iglesia Católica y el pueblo judío, organizado por el Comité Central de la Comunidad Judía de México, Tribuna Israelita, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Arquidiócesis Primada de México, y la Nunciatura Apostólica. El acto, en el que participaron el Mons. Joseph Spiteri, Nuncio Apostólico en México; el Mons. Héctor Pérez, Secretario General de la CEM; el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México; el Ser. Elías Achar, Presidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México; el Sr. Alberto Sarfati, Presidente de la Comunidad Sefaradí; y el Padre Edgar Valtierra como Maestro de Ceremonias, inició con un video que repasó la historia y el impacto global de “ Nostra Aetate ”, promulgada en 1965, y los avances que ésta generó en el diálogo interreligioso en el mundo y en nuestro país. En su mensaje de bienvenida, el Padre Valtierra destacó que el encuentro celebraba “un documento muy importante que refleja el amor y el acercamiento entre hermanos, la fraternidad y la convicción de que juntos logramos cosas mejores”. Para el Sr. Sarfati, esta conmemoración representa “un paso más por el camino de la comprensión y la amistad entre las religiones”. En un mensaje grabado, Mons. Ramón Castro y Castro, Presidente de la CEM, recordó que “ Nostra Aetate ” marcó un antes y un después en la manera de comprender al otro: un llamado a “construir puentes y no muros para que haya paz y fraternidad con todos”. Definió la declaración como “un testimonio de amor, esperanza y respeto hacia nuestros hermanos mayores”. En su intervención, el Nuncio Apostólico Spiteri subrayó el carácter innovador de “ Nostra Aetate ” y citó al Papa León XIV, quien en el marco de la reciente conmemoración del 60 aniversario de la declaración en el Vaticano, afirmó que ésta “fue una semilla sembrada que se ha convertido en un árbol alto y fuerte con frutos de respeto y hermandad”. Señaló que el capítulo sobre el judaísmo es “el más amplio y el corazón de la declaración”, y celebró las buenas relaciones entre las comunidades en México. Aseguró que la ceremonia demuestra la voluntad de “seguir trabajando juntos”, especialmente ante los desafíos sociales del país. Spiteri llamó a rechazar toda exclusión y discriminación, fortalecer programas sociales y promover un diálogo cercano con los jóvenes. Concluyó afirmando que: “Hemos recibido la tarea sagrada de mantener viva la esperanza, vivo el diálogo y vivo el corazón en el centro del mundo”. Por su parte, en representación del Episcopado, Mons. Héctor Pérez recordó que la Iglesia reconoce la raíz espiritual compartida con el pueblo judío. Subrayó que “ Nostra Aetate ” invita a mirar la relación “con nuevos ojos”, pues la Iglesia “recibió la revelación del Antiguo Testamento a través del pueblo judío”. Describió al pueblo de Israel como “ese hermano mayor en la fe”, y destacó que la declaración “es un signo de esperanza, un camino de encuentro y de respeto por nuestras diferencias”. Posteriormente, el Cardenal Aguiar Retes reconoció la cercanía espiritual entre ambas tradiciones: “Creemos en el mismo D’os creador”, y destacó las “muy fraternas y muy buenas relaciones” que existen en América Latina y particularmente en México, donde, dijo, es fundamental “mantener esta fraternidad, sobre todo en estos momentos de crisis”. Explicó que el origen de “ Nostra Aetate ” está en la conciencia del horror de la Segunda Guerra Mundial y del Holocausto, así como en el deseo de sanar heridas históricas. Recordó que el texto reconoce que “todas las personas tienen semillas de verdad y bondad” y constituye un rechazo firme a la discriminación. Aguiar destacó que el capítulo más extenso del documento está dedicado al judaísmo, lo que marcó “una conciliación sin precedentes, un llamado contundente contra el odio y la exclusión”. Afirmó que, seis décadas después, el documento sigue siendo vigente y “no se queda solo en tinta”, pues inspira pasos concretos para “crear una verdadera amistad y fraternidad, escucharnos, valorar los puntos de convergencia, y trabajar conjuntamente por la justicia social”. Recordó que desde los años 70 existe “un aprecio genuino por conocernos y ayudarnos”, y concluyó aseverando que “hemos estado, y estaremos siempre, con ustedes porque los hermanos no se separan, no se dejan y siempre están cerca”. En tanto, el Sr. Achar destacó que la promulgación de “ Nostra Aetate ” abrió “un camino que hasta entonces parecía inalcanzable”, al declarar explícitamente el rechazo de la Iglesia al antisemitismo y reafirmar la dignidad humana. Subrayó que en México esta evolución se ha concretado mediante proyectos educativos, culturales y sociales desarrollados en conjunto. “Este diálogo no ha sido un ejercicio protocolario, sino un trabajo serio, paciente y responsable que ha permitido derribar prejuicios”. Agradeció a las autoridades católicas por su “compromiso y sensibilidad”, y renovó el llamado a seguir fortaleciendo este puente “para bien de toda la sociedad mexicana”. Por último, el coro de la Comunidad Bet El, dirigido por el Jazán Ari Litvak, interpretó “ Haleluya ” de Arthur Rubinstein, y “ Adón Olam ”, ofreciendo un cierre solemne y emotivo al encuentro.